Blog #6 (1/3) - Descubriendo San Jerónimo de Tunán, la tierra de mis ancestros
- Gabriel LAUDE
- 19 abr 2023
- 12 Min. de lectura
Actualizado: 1 ene

En esta carta, le cuento a mi amigo Max mi descubrimiento de San Jerónimo de Tunán, un pueblo de las afueras de Huancayo donde vivieron mis antepasados. Esta estancia me permitió conocer mejor la historia de mi familia, sobre todo porque tuve la suerte de poder alojarme en parte de lo que fue la casa de mis antepasados. Aprovecho para contarle a Max los sorprendentes hallazgos que hice durante mi estancia en San Jerónimo. Durante este itinerario, la historia de mi familia se cruza con la trayectoria de eminentes personajes de la historia de Perú y de la historia universal: una mujer de extraordinaria riqueza, uno de los mayores soberanos del Imperio Inca, un presidente belicista...
Querido Max,
Llevado por mi instinto y un poco de buena fortuna, decidí terminar el año 2022 lejos de la agitación limeña. Encontré refugio en el valle del Mantaro, en los Andes centrales, tierras ancestrales en muchos sentidos. Permítame contarle esta aventura en tres partes, que me llevó sobre las huellas de mis antepasados y de una tradición milenaria...
Lunes 26 de diciembre
Una llamada providencial
11:00 - Se acerca el fin de año. Como siempre, unos días antes de Nochevieja, surge la angustia de tener que encontrar una velada memorable para pasar el Año Nuevo. Después de considerar todas las opciones que se me presentan, me doy cuenta de que ninguna de ellas me hace mucha gracia. En el fondo, mi corazón me susurra que salga de lo convencional y pruebe algo diferente... Sí, pero ¿qué? Sí, pero ¿qué? Sueño con los Andes, lejos de la agitación de la capital, la tranquilidad de los cerros, el calor humano… Me vienen a la memoria los gratos recuerdos de mis estancias en Huancayo (ver blog nº 2) y Huari (ver blog nº 3). Dividido entre el sueño y la perplejidad, espero una señal del destino que me indique el camino a seguir. Entonces recibo una llamada de mi tía Canty*:
“Mi querido Gabrielito, ¿cómo estás estos días? ¿Sabes dónde pasarás la Nochevieja? Me hubiera gustado ir a Huancayo, pero no me siento muy bien, así que al final me quedaré aquí. Pero, si quieres, está el piso de San Jerónimo a tu disposición. Es un retazo de lo que fue la casa de tus antepasados, así que estarás bien allí. Lo arreglaré todo para que te reciban de maravilla.”
Mis ojos se iluminan. Compro de inmediato mis billetes de autobús para Huancayo, la "Ciudad Incontrastable" [1]. Salida en menos de 24 horas…
Martes 27 de diciembre
De nuevo por la Carretera Central
9:00 - Estoy de vuelta en la Carretera Central, la emblemática carretera que une la capital, Lima, con el centro del país. Todavía no puedo creer lo que me está pasando. Ayer estaba tórpido, nada me entusiasmaba, y ahora parto hacia una nueva aventura que me emociona hasta lo más profundo. Por primera vez, ¡voy a conocer la tierra de mis antepasados! El recuerdo de mi primer viaje sigue profundamente arraigado en mí. Siento como si conociera cada montaña, cada valle, cada laguna que se abre ante mis ojos a pesar de que ésta es sólo la segunda vez que recorro este camino (véase el blog nº 2).
18:00 - 9 horas más tarde, llego a Huancayo. El viaje pasó como un torbellino. A mi llegada me recibe Elvis*, un amigo de mi tía que me debe llevar al pueblo de San Jerónimo de Tunán, a 20 minutos al norte de Huancayo. Tras un corto trayecto en coche por la avenida Mariscal Castilla, que une Huancayo y Concepción, entramos en San Jerónimo, que está a la derecha de la carretera. En San Jerónimo nos estacionamos en la Plaza de Armas, frente a la tienda Elvis que queda en la esquina.
Cuando llegamos hay mucha actividad en la plaza, iluminada por las luces de los comercios. De fondo, oímos los continuos mensajes promocionales de los vendedores ambulantes. Al principio es un poco fastidioso, pero luego uno se acostumbra y ya no le presta atención. Tras dejar mis cosas, lo primero que hago es buscar un restaurante que me sirva un delicioso y tonificante caldo de gallina para combatir el tradicional soroche. Este caldo de gallina es una sopa típica que en la cultura popular se denomina "levantamuertos". Una vez engullida la sopa, me dirijo a casa cuando veo una tienda que ofrece arroz con leche y mazamorra morada, un postre empalagoso a base de maíz morado hervido con especias. Me dejo tentar y pido un combinado para llevar a casa con un mate de coca, una bebida a base de hojas de coca que ayuda a combatir el mal de altura. ¡Es una delicia! Pronto me acuesto porque el viaje me ha agotado. Me pongo ropa gruesa y me acurruco bajo un montón de gruesos edredones para mantener el calor, ya que la temperatura ha bajado desde que cayó la noche. Es hora de dormir.
Miércoles 28 de diciembre
Un pensamiento para mis antepasados
5:00 - Me despierto al amanecer. La excitación me impide descansar. El frío también. A pesar de ello, siento una poderosa vitalidad en todo mi ser, mezclada con una sensación de sosiego y arraigo. Es como si este lugar me resultara familiar. La energía de mis antepasados está aquí, la siento...

El piso de mi tía es una pequeña parte de lo que fue la propiedad de mi tatarabuelo Luis Beltrán Sotelo Sánchez. Según mi tía, era un personaje influyente de San Jerónimo. Poseía una gran casa de dos plantas que se extendía a lo largo de la plaza y vivía muy cómodamente. Un hecho memorable en su vida fue su participación en la Guerra del Pacífico entre 1879 y 1883 que enfrentó a Chile por un lado y a Perú y Bolivia por el otro. Esta guerra supuso una aplastante y humillante derrota para Perú, que fue arrollado unánimemente por las fuerzas chilenas que ocuparon la capital, Lima, en 1881. Como consecuencia, Perú se vio obligado a ceder la provincia de Tarapacá a su vecino chileno. Sin embargo, si hay un momento glorioso en este enfrentamiento para las fuerzas peruanas, es la heroica resistencia del general Andrés Avelino Cáceres y sus tropas durante la Campaña de Breña entre 1881 y 1884. Tras la ocupación de Lima por las fuerzas chilenas, el general Cáceres organizó la resistencia a los invasores desde la región central. Estableció su cuartel general en el valle del Mantaro y consiguió formar el Ejército del Centro, un ejército de infantería formado principalmente por campesinos de la región decididos a poner fin a los abusos de las fuerzas de ocupación. La heroica resistencia de las tropas del general Cáceres le valió el apodo de Brujo de los Andes, por su habilidad para siempre frustrar las ofensivas chilenas y con tal facilidad que parecía estar en todas partes a la vez... Mi antepasado Luis B. Sotelo fue teniente del Batallón Nº 10 de San Jerónimo durante la campaña de Breña y participó en las batallas de San Juan Cruz el 16 de julio de 1882 y Huamachuco el 10 de julio de 1883, según certificado oficial expedido por la Asociación de Hijos de San Jerónimo de Tunán [2].

Foto histórica del batallón San Jerónimo de Tunán "Chalaysanto". Fuente: https://peruinkaculturapopular.blogspot.com/2011/06/la-danza-de-los-avelinos.html
Un dato curioso es que al finalizar la guerra, las acciones del Batallón nº 10 de San Jerónimo durante la campaña de la Breña se hicieron legendarias al quedar inmortalizadas en un baile que ha pasado a formar parte de la cultura popular local hasta el punto de ser declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2008: el baile de los Avelinos. Se trata de un baile burlesco que se representa cada año los días 15 y 16 de agosto en San Jerónimo durante las fiestas en honor a San Roque. Los bailarines, vestidos con harapos como si fueran mendigos, representan a los guerrilleros con uniformes raídos que lucharon contra el ejército chileno bajo las órdenes del Tayta [3] Andrés Avelino Cáceres. Así, mientras que en Francia la historia se transmite principalmente a través de los libros, para las comunidades campesinas de los Andes, las danzas rituales y la tradición oral son las formas privilegiadas de perpetuar la memoria histórica.
La historia del pueblo de San Jerónimo de Tunán aún guarda muchas sorpresas. Entre las anécdotas más sabrosas, encontramos aquella que explica el origen del apodo « Chalaysanto » dado a los habitantes del pueblo. Este apodo tiene su origen en una leyenda local relacionada con las festividades religiosas del pueblo. En San Jerónimo, se celebra con fervor la fiesta de San Roque el 16 de agosto y la de San Jerónimo el 30 de septiembre. Según la tradición, los mayordomos debían viajar a la zona de Andamarca para traer caña de azúcar destinada a la producción de alcohol para las festividades. En aquella época, este viaje se realizaba a lomo de mulas por caminos escarpados y peligrosos. Para evitar accidentes, las mulas iban atadas unas a otras. Un día, mientras un cortejo regresaba cargado de alcohol para la fiesta, una de las mulas resbaló hacia el precipicio, amenazando con arrastrar a las demás en su caída. En un momento de pánico, el mayordomo gritó: « ¡Chalaysanto! ¡Chalaysanto! » Lo que significa en quechua wanka « ¡Agárralo, Santo! » o « ¡Retenlo, Santo! ». Así imploró al santo patrón que salvara la preciosa carga destinada a su fiesta. Esta anécdota se transmitió de generación en generación, y así fue como los habitantes de San Jerónimo de Tunán heredaron el apodo de « Chalaysantos ». Esta pintoresca historia ilustra bien la devoción de los pobladores y su apego a las tradiciones locales, añadiendo al mismo tiempo un toque de humor a la identidad de la comunidad.
¿Habrá sangre real en mis venas?
En cuanto a mi tatarabuela, no he encontrado información precisa sobre su vida, pero su nombre basta para hacerme soñar con historias apasionantes... Se llamaba Rosa Sánchez Túpac Yupanqui. Quizá no lo sepas, pero Túpac Yupanqui fue uno de los gobernantes del Imperio Inca entre 1471 y 1493. Fue un gran guerrero que dedicó casi toda su vida a expandir las fronteras del Imperio. Durante su reinado, el Imperio Inca alcanzó su máxima extensión desde el suroeste de la actual Colombia, en el norte, hasta la mitad del actual Chile, en el sur. Aún más sorprendente es el hecho de que se dice que inició una expedición a la Polinesia, lo que le convertiría en el descubridor histórico de Oceanía [4]. ¿Podría ser descendiente de una de las figuras más eminentes de la historia mundial? No puedo asegurarlo, pero el mero hecho de pensarlo me hace vibrar de entusiasmo. En lo que a mí respecta, usted se estará preguntando qué lugar ocupo yo en esta historia... Luis Beltrán Sotelo Sánchez y Rosa Sánchez Túpac Yupanqui fueron los abuelos de mi abuela materna María Jesús Sotelo Salazar. Ella nació en Matucana, a 2 horas de Lima, antes de emigrar a la capital donde, junto con mi abuelo Manuel Arce Zagaceta, fundaron su familia. De allí vino al mundo mi madre y luego me tocó a mí añadir mi nombre al árbol genealógico de los Sotelo.
6:00 - Me doy cuenta de la suerte que tengo de poder conocer este lugar esencial de la historia de mi familia. Agradezco interiormente a mi tía Canty que se haya ocupado de preservar este lugar de valor incalculable. El día va despuntando poco a poco sobre San Jerónimo. El piso está en absoluto silencio. Abro las contraventanas para que entren los primeros rayos de sol y luego abro la puerta corredera del balcón. Paso largos minutos observando la plaza, intentando imaginar cómo sería en tiempos de mis antepasados...
Un pueblo de historia no tan ordinaria...
Después de lo que acabo de contarte, puede que pienses que San Jerónimo es un pueblo con una historia relativamente interesante, pero que no merece que se hable tanto de él. Pues estate bien sentado, porque la increíble historia que te voy a contar ahora te convencerá de lo contrario.
Mucho antes de la existencia de mis tatarabuelos, San Jerónimo fue el lugar de nacimiento de una figura ilustre de la historia de Perú: Catalina Huanca. Fue cacique [5] del valle del Mantaro entre los siglos XVI y XVII, destacada por la inmensa riqueza que poseía. También se decía que era muy piadosa y caritativa, y que donaba sus riquezas para construir iglesias y hospitales y para ayudar a las poblaciones indígenas de los pueblos circundantes. Fue el famoso cronista Ricardo Palma quien dio a conocer la historia de esta poderosa mujer. He aquí un fragmento de su relato en el que describe la pompa y circunstancia con que Catalina Huanca viajaba cada año de San Jerónimo a Lima:
“Doña Catalina pasaba cuatro meses del año en su casa solariega de San Jerónimo, y al regresar a Lima lo hacía en una litera de plata y escoltada por trescientos indios. Por supuesto, que en todos los villorrios y caseríos del tránsito era esperada con grandes festejos. Los naturales del país la trataban con las consideraciones debidas a una reina o dama de mucho cascabel, y aun los españoles la tributaban respetuoso homenaje.” [6]
El misterioso tesoro de Catalina Huanca
Muchos han especulado sobre el origen de su fortuna. Según cuenta la leyenda, su riqueza procedía de un tesoro familiar que ella heredó y hoy en día, este tesoro estaría enterrado en algún lugar del camino entre San Jerónimo y Lima, que ella solía recorrer con regularidad.
La presunta existencia de este tesoro despertó la envidia de muchas personas que se lanzaron a su búsqueda. Entre ellos se encuentra el militar Luis Miguel Sánchez Cerro [7], que fue Presidente de Perú entre 1930 y 1933. Bajo la influencia de su fanático ministro de Guerra Alejandro Barco, que estaba convencido de conocer la ubicación del tesoro [8], emprendió la excavación del cerro San Bartolomé, situado en el distrito de El Agustino, en los suburbios de Lima. Lo que inflamaba particularmente su deseo era la posibilidad de armar al país en previsión de un conflicto con Colombia. En efecto, ferviente nacionalista y belicista, Sánchez Cerro estaba decidido a recuperar los territorios del Trapecio Amazónico cedidos a Colombia en 1922. Su trágico asesinato en 1933 puso fin definitivamente tanto a la escalada militar con su vecino colombiano como a los trabajos de excavación en la zona de El Agustino. Su sucesor, el general Oscar R. Benavides, temiendo un trágico final similar al de su predecesor, paralizó inmediatamente las investigaciones. Este increíble episodio de la historia del país dejó tras de sí una red de túneles y galerías que nunca se sellaron y que provocaron el derrumbe de varias casas construidas en el cerro de San Bartolomé en fecha tan reciente como diciembre de 2022...
Si bien se puede cuestionar la veracidad del relato de Ricardo Palma o la existencia de su tesoro, hay pocas dudas de que Catalina Huanca existió, aunque la naturaleza de su identidad sea aún hoy materia de debate entre los historiadores. En cualquier caso, su historia y su tesoro son una fuente inagotable de inspiración para leyendas y creencias populares. Por ejemplo, se dice que el general Andrés Avelino Cáceres, para convencer a las comunidades de la región central de que se unieran a su ejército durante la Campaña de la Breña contra los invasores chilenos, hizo la siguiente revelación:
"La sangre de Catalina Huanca corre por mis venas" [9].
PARA CONTINUAR...
Parte 2 - ¡Una Nochevieja muy especial!
En la próxima carta, le contaré a Apolline el 31 de diciembre muy especial que pasé descubriendo el pueblo de Mito y sus habitantes. En particular, conocí a Lucho, un miteño particularmente simpático con el que acabé pasando la Nochevieja...
Agradecimientos
Quiero agradecer a mi tía Canty -Rosa Candelaria Santiváñez Sotelo de nombre completo- por aceptar tan amablemente alojarme en su piso de San Jerónimo y permitirme reencontrarme con mis raíces familiares.
También quiero dar las gracias a mi tío Lucho -Luis Jesús Sotelo Salazar de nombre completo- por facilitarme el árbol genealógico de los Sotelos y otros documentos de incalculable valor sobre la historia familiar.
Por último, me gustaría dar las gracias a Elvis, que fue un guía maravilloso durante mi estancia en San Jerónimo.
Para más información...
Andrés Avelino Cáceres y la Campaña de Breña
https://es.wikipedia.org/wiki/Andr%C3%A9s_Avelino_C%C3%A1ceres#cite_ref-FOOTNOTEBasadre2005a208_24-0
La danza de los Avelinos
El inca Túpac Yupanqui
Catalina Huanca y su misterioso tesoro
Notas a pie de página
1. Este sobrenombre se remonta a 1822, un año después de la declaración de la Independencia del Perú. La ciudad recibió este título por Decreto Supremo para saludar la heroica resistencia de su población frente a las fuerzas realistas durante las batallas decisivas que sellaron la independencia peruana, como la Batalla de Azapampa en 1820. El decreto añade: indomable “responde a la ciudad sin igual, que no se deja reducir, que no se deja dominar, que no se deja convencer, que no se deja conquistar porque siempre mostró un espíritu de rebelión contra toda tipo de opresión”. 2. Agradezco a mi tío Lucho* que me regaló una copia de este valiosísimo documento.
3. "Padre" en quechua. Este era el apodo que le daban sus soldados. 4. Esta teoría fue propuesta por el historiador José Antonio del Busto basándose en los escritos de varios cronistas españoles como Pedro Sarmiento de Gamboa o Miguel Cabello Balboa y en la tradición oral de la isla de Mangareva según la cual un rey tupa llegó de Oriente en balsas de vela trayendo orfebres, cerámica y tejidos. 5. Jefe o autoridad de una comunidad indígena en la América española que actuaba como intermediario con la autoridad colonial. 6. Palma, Ricardo (1872). “Los tesoros de Catalina Huanca” in Tradiciones peruanas 7. Luis Miguel Sánchez Cerro tomó el poder por primera vez en un golpe de Estado en 1930 antes de abandonarlo en 1931 ante la presión popular. Posteriormente fue elegido democráticamente en 1931 frente a su principal rival de entonces, el líder del partido aprista Víctor Raúl Haya de la Torre, que no reconoció el resultado de las elecciones. En 1933, Sánchez Cerro fue asesinado por el aprista Abelardo Mendoza Leyva. 8. 40 años después, publicó un libro sobre la historia de Catalina Huanca y su tesoro, que es más un relato místico que una investigación histórica, Los tesoros de Pachacamac y Catalina Huanca. 9. Fuente: https://hananwanca.blogspot.com/2011/08/el-siguiente-es-una-nota-publicada-en.html
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