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Blog #6 (2/3) - ¡Una Nochevieja muy especial!

  • Foto del escritor: Gabriel LAUDE
    Gabriel LAUDE
  • 8 may 2023
  • 12 Min. de lectura

Actualizado: 1 ene


En esta carta, le cuento a mi amiga Apolline el 31 de diciembre muy especial que pasé descubriendo el pueblo de Mito y sus habitantes. En particular, conocí a Lucho, un miteño muy simpático con el que acabé pasando la Nochevieja...


Querida Apolline,


Después de haber rastreado las huellas de mi historia familiar en San Jerónimo, decidí ir en busca del otro motivo que me trajo al Valle del Mantaro: conocer la Huaconada de Mito, una fiesta popular que se celebra todos los años del 1 al 3 de enero en el distrito de Mito, cerca de San Jerónimo, al otro lado del río Mantaro. Esta fiesta es muy especial porque durante ella los miteños interpretan la danza ritual de la Huaconada, una tradición milenaria que fue nombrada "Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad" por la UNESCO en 2010. Esta danza es interpretada alrededor de la plaza central de Mito por grupos de hombres enmascarados llamados huacones. Los huacones representan el antiguo consejo de ancianos del pueblo y se convierten en la máxima autoridad de la aldea mientras dura la festividad, con el poder de azotar a cualquier persona que se haya portado mal durante el año. Antes de contarte con más detalle mi experiencia en esta fiesta, me gustaría hablarte de la Nochevieja muy especial que pasé descubriendo el pueblo de Mito y sus habitantes. En concreto, conocí a Lucho, un miteño muy simpático con el que acabé pasando la Nochevieja...


¡Rumbo a Mito!


08:00 - ¡Es el gran día! Hoy me voy a Mito. No sé exactamente qué haré allí, pero estoy empeñado en conocer la danza ritual de la Huaconada, con la que mi madre siempre me habló con fascinación, aunque nunca haya podido verla en persona. La fiesta no empieza antes día 1 de enero, pero prefiero pasar la víspera en Mito para orientarme. No tengo ni idea de dónde estaré para celebrar el Año Nuevo, pero intento no pensar demasiado en ello y concentrarme en mi objetivo principal. En mi mochila meto todo lo que necesito para el día, un cuaderno, mi cámara, mi teléfono, mi cartera y algo para recargar mis baterías. Elvis me recoge en un Jeep a las 9 de la mañana para llevarme a Mito, que se encuentra a 20 minutos de San Jerónimo, al otro lado del río Mantaro. El tiempo no es muy bueno, el cielo está gris y hay una ligera llovizna.



9:30 - Llegamos a Mito. El nombre del pueblo procede de la palabra quechua mitu que significa "barro" o "arcilla". A la entrada del pueblo, dos estatuas de aspecto extraño dan la bienvenida a los visitantes. Son huacones: los protagonistas de la Huaconada. A continuación, una calle ascendente conduce directamente a la Plaza de Armas de Mito. Esperaba ver el pueblo rebosante de actividad en vísperas del inicio de la fiesta, pero nada de eso, hay una calma absoluta en Mito. Ni siquiera los perros callejeros han salido aún de su sueño. La única señal de vida es un puesto de comida regentado por una señora que ofrece platos típicos de Ingenio, un pueblo vecino: pucheros, una especie de cocido andino, mazamorra de caya, un postre a base de oca hervida, un tubérculo andino alargado, y yuyo, una preparación a base de hojas de mostaza hervidas. Tomo asiento en uno de los bancos que rodean el puesto y pido un puchero con yuyo en tono confiado aunque no tengo ni idea de lo que acabo de pedir. La señora levanta la tapa de una olla grande con un olor tentador. En un pequeño cuenco, me sirve una porción enorme que recibo un poco desconcertado. No tenía mucha hambre, pero ahora estoy servido. Engullo mi ración y salgo a explorar Mito. Primero paseo por la Plaza de Armas y luego me detengo en la fuente que hay en el centro y que es una réplica exacta de la Fontana di Trevi de Roma. Es muy pintoresco… Otros lugares de interés en la plaza central son el Museo Regional "Huacón Milenario" que trata de la historia de la Huaconada, la municipalidad y la iglesia que se encuentran uno tras otro en el mismo orden.



A continuación recorro las calles adyacentes, que siguen un escrupuloso trazado geométrico reflejo de la creación española del pueblo en el siglo XVI. Sin embargo, la tradición de la Huaconada es mucho más antigua que la creación de Mito por los españoles, hasta ese entonces se realizaba en las inmediaciones de lo que hoy es Mito.





Encuentro con un miteño muy simpático


10:30 - Después de dar una vuelta por el pueblo, vuelvo sobre mis pasos y me encuentro de nuevo en la plaza central. Me pregunto qué voy a hacer durante todo el día. Temo aburrirme... En la esquina de la plaza y la calle principal que lleva a la entrada del pueblo veo un mural que representa la danza de la Huaconada. Le hago una foto. Cuando miro a mi alrededor, veo a dos ancianos que me miran con curiosidad. Me acerco para entablar comunicación.

- Buenos dias.

- Buenos dias.

- ¿Qué tal?

- Bien. Es un bonito mural, ¿verdad?

- Sí, es muy bonito. Vengo de Francia, estoy aquí para hacer un reportaje sobre la Huaconada.

- ¡Ah, qué bien! Conozco absolutamente todo sobre esta festividad, te puedo contar sobre ella si quieres.

- Ah, qué genial, ¡con mucho gusto!

- Ven conmigo, vamos a dar un paseo para que te enseñe el pueblo. Me llamo Lucho, mucho gusto.

- Mucho gusto Lucho, yo soy Gabriel.


Siento una energía especial desprenderse de Lucho y decido seguirlo... En el camino, nos encontramos con Abel, un amigo de Lucho. Juntos recorremos el pueblo mientras me introducen a la historia de Mito y de la Huaconada. La primera parada es la casa de Gary, el historiador del pueblo, que ha montado un pequeño museo dedicado a la tradición de la Huaconada donde recibe a turistas y curiosos. Gary se complace en transmitir la historia de esta tradición en un tono a la vez didáctico y humorístico. Al final de la visita, realiza una presentación de la danza junto a su padre. A la salida, nos encontramos con Abel y algunos amigos de Lucho frente a una tienda. Nos invitan a tomar cerveza con ellos. Son ancianos del pueblo que se reúnen todos los años para celebrar las fiestas y, en particular, para la Huaconada, la fiesta más emblemática de Mito. Durante la conversación, evocan sus recuerdos de ediciones pasadas, como la de 2021, que se canceló debido a la pandemia de Covid. Sin embargo, la prohibición vigente no impidió que varios de ellos se juntaran a bailar, provocando altercados con las autoridades, sobre todo porque el huacón es teóricamente la máxima autoridad del pueblo mientras dura la fiesta....



12:00 - Después de un rato, Lucho se despide del grupo y me hace señas para que lo siga a su casa ubicada a dos calles de distancia. Cuando llegamos a la puerta, me pregunta:

- ¿Dónde te alojas?

- Tengo casa en San Jerónimo. Sino, he pensado buscar un albergue acá para pasar la noche...

- No encontrarás nada, todo estará ya reservado... Pasá, vamos a encontrar una solución. Ya verás, mi casa es muy humilde.


Nada más entrar, Lucho se pone en busca de un colchón. Entiendo que desea alojarme en su casa. No he traído ni muda ni articulos de aseo, pero no me importa dada esta inesperada oportunidad. Le ayudo a llevar un colchón que instalamos en la habitación principal. Una vez montada la cama, seguimos conociéndonos con un jugo de uva de Ica, la región vinícola peruana por excelencia.


Luchito



Lucho es miteño, nació en Mito donde pasó parte de su infancia. Es muy amante de la Huaconada, que baila desde su niñez. En la vida, Lucho es carpintero, oficio que heredó de su padre. Hoy, a sus 84 años, está jubilado, pero eso no le impide seguir trabajando ocasionalmente cuando algún amigo le encarga algún trabajo. También fabrica máscaras de huacón de madera para su propio placer. Está profundamente apegado a su tierra de Mito. Sin embargo, la temprana muerte de su esposa le mantuvo alejado de su querida tierra durante más de 25 años, ya que tuvo que cuidar solo de sus cuatro hijos. Finalmente regresó a Mito en la década de 2000, hasta que el Covid le obligó a regresar urgentemente a la capital para recibir cuidados intensivos en 2020. Durante su estancia en el hospital, sus hijos le enviaban paquetes llenos de ropa nueva y cartas que le leía la enfermera que le cuidaba, conmoviendose con el cariño que estos le demostraban. Estuvo a punto de perder la vida, pero aún guarda un grato recuerdo de su estancia en el hospital porque se llevaba tan bien con todo el personal médico y con el resto de sus compañeros que, cuando se recuperó, le pidió al médico que lo retuviera un día más porque no quería irse. Ahora ha vuelto a Lima para poder acceder más fácilmente a los servicios de salud en caso de necesidad. En el momento de nuestro encuentro, está en Mito por unos días para asistir a la fiesta de la Huaconada. Entiendoque vive solo aquí y que, en cierto modo, también buscaba compañía, así que nos encontramos en el momento oportuno...



15:00 - Después de un breve descanso, Lucho propone dar un paseo en el "Sapito". Al principio no entiendo. Abre la puerta y señala algo en el porche: un Escarabajo amarillo que parece de otra época. Tengo que admitir que me asombro al verlo. Tras investigar un poco descubrí que, tras ser concebido inicialmente en la Alemania del Tercer Reich a petición de Adolf Hitler, este legendario modelo de automóvil tuvo un enorme éxito en todo el mundo, convirtiéndose en el coche más vendido de todos los tiempos [1]. En Perú, el Escarabajo tuvo su apogeo en las décadas de 1970 y 1980, antes de desaparecer gradualmente en la década de 1990, después de que Brasil, su principal proveedor para el mercado latinoamericano, dejara de producirlos en 1987. De lo contrario, es de suponer que estos coches seguirían inundando las calles del país. Aún hoy, en Huancayo y a nivel nacional, existen clubes de aficionados del escarabajo que organizan carreras y exhibiciones de estos legendarios coches [2].



- ¿Vamos a dar una vuelta?

- Vamos.

Subo a la destartalada máquina y me pregunto si conseguirá arrancar. Lucho me cuenta que aprovechó el encierro del 2020 para rehabilitarla. En el espejo pende una insignia de Alianza Lima, lo que me hace sonreír y me produce un pequeñp alivio (ver Blog #4). Este detalle aparentemente insignificante es una especie de confirmación de mi primera impresión positiva de Lucho. Salimos de Mito y tomamos una carretera de tierra que atraviesa unos caseríos de aspecto desolado. A los lados de la carretera se estiran interminables campos de cultivo y, a lo lejos, las colinas que delimitan el valle del Mantaro. El viaje en el Sapito es una experiencia sensorial única, cada maniobra, cada irregularidad de la carretera se siente intensamente. En pocas palabras, ¡zarandea mucho! Lucho parece deleitarse conduciendo por estos paisajes de su infancia, y me cuenta algunas anécdotas. Sin embargo, no se olvida de mirar la hora, tenemos una cita con sus amigos al atardecer para su tradicional reunión del día anterior al inicio de la Huaconada...






Cervezas y cohetes, el secreto de una fiesta exitosa


18:00 - Suena un cohete a lo lejos. Lucho sale corriendo. "¡Son ellos, ya han empezado! Apúrate, tenemos que salir". Parece muy entusiasmo. Coge un cohete del paquete que compramos antes y sale corriendo. Clava el cohete en el suelo y lo enciende. BOOOOM. Se divierte. Se oye otro petardo a lo lejos. "Tenemos que contestarles". Enciende otro cohete. BOOOOM. "Ya basta, vamos a reunirnos con ellos".


18:30 - Los amigos de Lucho están reunidos en una especie de granero a las afueras de Mito. La mayoría son hombres de la edad de Lucho. Cuando llegamos, están sentados en círculo en unos bancos y en el centro del círculo hay varias cajas de cerveza y paquetes de cohetes, en resumen, ¡todo lo necesario para pasar una buena velada! Lucho me explica que suelen reunirse la víspera de la Huaconada para beber cervezas y reventar cohetes. Me resulta curioso que nunca mencione la Nochevieja, sino el comienzo de la Huaconada como el acontecimiento digno de celebrarse. Durante unos minutos me siento un poco desorientado. Me pregunto qué hago aquí, compartiendo un momento ritual con gente que acabo de conocer. Me siento un poco fuera de lugar y, al mismo tiempo, me divierto mucho participando en este momento con ellos. De repente suena el timbre. Lucho me avisa:


"Probablemente sea Percy. Es un joven que conocí hace unos años como tú. Estuve haciendo unos trabajos en su casa y entonces lo conocí. Es de Concepción, a 15 minutos de acá, pero tenía muchas ganas de bailar la Huaconada en Mito, así que arreglé que lo bautizara alguien del pueblo para que pudiera cumplir su deseo. Después de eso, seguimos muy unidos. Creo que se van a llevar bien...".


Nada más entrar, Percy es retado por Lolli, uno de los amigos de Lucho: "Anda, diviértete con los cohetes, no tiene que dejar de sonar". Se me iluminan los ojos. De repente, recuerdo mi adolescencia. En aquella época, me divertía mucho reventando cohetes en la puerta del colegio con mis amigos. Después de observar a Percy durante un buen rato, le pido permiso para reventar uno. "¡Claro franchute, adelante!” Me pregunto si volverán mis antiguos reflejos y si encontraré el placer que antes me producía esa activitad. Antes de lanzarme, pido consejo a Percy. "Inserta el cohete en la botella y asegúrate de que está colocado hacia el cielo, eso nomás". Enciendo el cohete y me apresuro para alejarme. BOOOOM...




¡Qué euforia! La sensación es intacta, me siento como si hubiera viajado en el tiempo. Inmediatamente, cojo dos más y los hago explotar simultáneamente. BOOOOM-BOOOOM. Todo el grupo se vuelve hacia mí con cara de diversión. "¡Vaya, vaya, vaya! ¿Tú también eres cohetero, franchute? Debes llevarlo en la sangre, será porque tu familia es de San Jerónimo”. Siento que me he ganado su respeto de alguna manera. Aprovecho este episodio para iniciar una discusión con Percy.

- ¿Así que eres amigo de Lucho?

- Sí, lo conocí hace unos años y gracias a él pude bailar en Mito. Él me presentó a Lolli que se convirtió en mi padrino de Huaconada.

- ¿Por qué todos te llaman Tanta Wawa - "pequeño pan" en quechua-?

- Ese es mi nombre de huacón, todos tenemos que tener uno en quechua. Me dicen Tanta Wawa porque vengo de Concepción, un pueblo famoso por su producción artesanal de pancitos pequeños.

- Ah, ya entiendo mejor, ¡qué curioso!

- ¿Qué haces por acá?

- Vengo de San Jerónimo, bueno mi familia es de allá, sino vine a Mito a conocer la Huaconada, tengo mucha curiosidad por esta danza ritual y por la fiestas costumbristas en general....


Una cosa llevando a la otra, le cuento a Percy las motivaciones que me empujaron a venir por esta región y los descubrimientos que hice sobre la historia de mi familia. Cuando le hablo del nombre de mi tatarabuela y de mi supuesta parentesco con el gobernante inca Túpac Yupanqui, siento que despierta su curiosidad. "¡Qué interesante! Entonces voy a llamarte Túpac", dice con semblante serio. Me divierte este nombre y al mismo tiempo me enorgullece, porque siento que demuestra un respeto redoblado por su parte.


21 :00 - "¡Hemos terminado las cervezas y los cohetes! Vamos a continuar la velada en la plaza, ¿no? ¡Sí, vamos!” Yo ya estoy un poco borracho, pero creo que el resto del grupo también. Nos dividimos en dos grupos y nos dirigimos a la plaza central de Mito en los coches de Lucho y Percy. Me subo al Sapito con Lucho. Parece un poco achispado, por suerte la plaza central no está lejos y no hay nadie por las calles... Una vez que llegamos, nos sentamos frente a la única tienda abierta de la plaza y probablemente del pueblo. Uno de ellos trae dos cajas de cerveza y algunos cohetes y la velada continúa como empezó en el granero.


23:45 - Dos horas después, muchas cervezas han sido tomadas y muchos cohetes han sido reventados, algunos del grupo ya se han ido a casa con sus familias mientras que cuatro o cinco de nosotros seguimos en la plaza. José, un amigo de Lucho que fue un gran cantante en su tiempo, comienza a cantar canciones de Picaflor de los Andes, uno de los más grandes cancioneros de la música popular andina y en particular de la región central.


Cual un mendigo, mi alma, peregrina

En las migajas de tu amor voluble

Será el castigo, será mi condena

De haber amado tu amor imposible


La letra es profundamente melancólica y la interpretación de José es realmente conmovedora. Además, sospecho que los efectos de la embriaguez están produciendo en mí una sensibilidad más intensa. Miro el reloj, miro a Lucho. Me interroga discretamente. "Nos vamos, ¿no?". Asiento con la cabeza. Me siento muy borracho y no creo que aguante mucho más. Saludamos alegremente al resto del grupo, "¡hasta mañana, hasta mañana!", y volvemos cogidos del brazo para no tropezar en la noche. Al llegar a casa, nos saludamos con Lucho y nos vamos a la cama sin más preámbulos. Miro mi teléfono. 23.59 h. 00.00 h. Me divierte esta incongruencia. ¡Nos acostamos un minuto antes del año nuevo! ¡Es la primera vez en mi vida que me pasa esto! Al fin y al cabo, no importa a la vista de la extraordinaria aventura en la que estoy embarcado. Irónicamente, quería escapar del mandato de pasar una Nochevieja memorable, pero no creo que pudiera haber pasado una más memorable que ésta...


PARA CONTINUAR...


Parte 3 - La danza ancestral de la Huaconada


En la próxima carta, le contaré a mi amiga Ewenn mi experiencia en la Huaconada de Mito con mi nuevo amigo Lucho, quien me permitió vivir este festival desde adentro hasta convertirme en protagonista del mismo...


Agradecimientos


¡Agradezco de corazón a Lucho y a sus amigos por permitirme compartir con ellos esta Nochevieja que permanecerá inolvidable para mí!


Notas a pie de página



 
 
 

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